sábado, 11 de maio de 2013

La Bandera de la Victoria fue roja

El 30 de abril de 1945, exactamente a las 2:25 de la tarde, los sargentos soviéticos Mijaíl Yegórov y Melitón Kantaria, protegidos por el fuego de su pelotón, lograron finalmente acceder al techo del Reichstag alemán y colocaron allí la Bandera roja de la Victoria.
 

LA COLOCACIÓN DE LA BANDERA SOVIÉTICA SOBRE EL DERROTADO REICHSTAG SE CONVIRTIÓ EN EL SÍMBOLO DE LA VICTORIA SOBRE LA ALEMANIA NAZI.
http://www.granma.cubaweb.cu/2013/05/09/interna/artic01.html

Al día siguiente, el 1ro. de mayo, a las 3:50 de la mañana, fue llevado al puesto de mando del 8vo. Ejército de la Guardia (soviético) el jefe del Estado Mayor General del Ejército de Tierra de la Wehrmacht, general de infantería Hans Krebs, quien dijo tener facultades para negociar el armisticio. La decisión de Iósif Stalin fue tajante: solo se negociará la capitulación incondicional de Alemania. El Ejército Rojo (soviético) daba de plazo hasta las 10 de la mañana. A las 10:40, al no recibir respuesta, las tropas soviéticas abrieron fuego nuevamente.

El último asalto a la parte central de Berlín, donde estaba el Reichstag, duró hasta la madrugada del día 2 de mayo. Al amanecer todos los locales de la Cancillería Imperial estaban tomados por los soviéticos. Hacia las 3 de la tarde los restos de la guarnición de Berlín (más de 134 mil efectivos) se entregaron.
El 8 de mayo, a las 10:43 de la noche en Berlín (12:43 a.m. del día 9 en Moscú) el general mariscal de campo Wilhelm Keitel firmaba el Acta de Capitulación Incondicional de Alemania. El Día de la Victoria, que en Rusia y los demás países de la ex Unión Soviética se conmemora con toda razón el 9 de mayo, es desde entonces celebrado por la mayoría de ellos como "la fiesta que costó muchas lágrimas".
DATOS QUE NO SON NI SERÁN NUNCA FRÍOS
Han pasado 68 años. El mundo sufrió cambios inmensos. La URSS, el país que más aportó a la victoria contra el fascismo, ya no existe. Revisionistas de todo tipo, de uno y otro lado de la llamada "cortina de hierro" se dedicaron, en los años posteriores a la desaparición de la Unión Soviética y el bloque socialista europeo, a tergiversar la historia.
EL 8 DE MAYO, A LAS 10:43 DE LA NOCHE EN BERLÍN (12:43 A.M. DEL DÍA 9 EN MOSCÚ) EL GENERAL MARISCAL DE CAMPO WILHELM KEITEL FIRMABA ANTE EL MANDO SOVIÉTICO EL ACTA DE CAPITULACIÓN INCONDICIONAL DE ALEMANIA.
Especialistas rusos (*) reconocen hoy que el espacio cedido por los propios medios soviéticos en los años de la Perestroika y la Glásnost, y sobre todo durante el agujero negro informativo abierto después de la desaparición de la URSS, fueron bien aprovechados por trasnochados historiadores y nada ingenuos "publicistas" de estos temas.
Si solo se tuviese en cuenta las versiones de los autoproclamados vencedores de la Guerra Fría, tal pareciese que la Segunda Guerra Mundial fue ganada por los norteamericanos, los ingleses y otros países aliados.
Pero todo vuelve a su lugar. Como mismo Rusia y otros países post soviéticos volvieron a rescatar las celebraciones por la victoria del 9 de mayo, también historiadores, estudiosos y políticos honrados de esas naciones han insistido en no dejarse arrebatar el mérito histórico que corresponde a rusos, ucranianos, bielorrusos, kazajos, georgianos, armenios, y ciudadanos de todas las repúblicas que constituyeron la URSS. Son ellos los verdaderos vencedores de lo que por años los soviéticos llamaron la Gran Guerra Patria, la etapa más decisiva y heroica de la Segunda Guerra Mundial.
Datos tomados de recientes fuentes rusas, no dejan espacio a la duda: La URSS soportó el principal ataque hitleriano. Durante largos años los soviéticos fueron prácticamente la única resistencia a la invasión fascista en Europa; contra ellos los nazis lanzaron el 85 % de sus divisiones (las mejores). Al mismo tiempo la URSS debía proteger sus fronteras orientales ante las amenazas del militarismo japonés.
Hoy se calculan en 26,6 millones las vidas ofrendadas por la Unión Soviética durante la Gran Guerra Patria, que se extendió por cuatro años, desde aquel aciago 22 de junio de 1941. Se trata de más de la mitad de todos los muertos de la Segunda Guerra Mundial, cifra estimada en 50 millones de seres humanos.
Las pérdidas de Alemania, entre muertos, heridos, apresados y desaparecidos se calculan en 13 millones de personas. La Italia fascista perdió más de millón y medio de sus soldados, al tiempo que la Polonia ocupada perdía unos 6 millones de sus ciudadanos. Gran Bretaña, cuyo territorio no fue ocupado, aunque sí asiduamente bombardeado por los nazis, perdió casi 370 mil vidas; mientras los estadounidenses sobrepasan el millón de personas, de ellos 407 316 muertos, 671 846 heridos y 78 751, desaparecidos.
China perdió más de cinco millones de personas, entre muertos y heridos; y Japón a 2,7 millones, mayoritariamente efectivos del ejército imperial, pero deben contarse también los 270 mil japoneses que perecieron a consecuencia de las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos los días 6 y 9 de agosto de 1945 (tres meses después del fin de la guerra), sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
Los invasores alemanes destruyeron y quemaron total o parcialmente 1 710 ciudades y poblados urbanizados de la URSS, más de 70 mil aldeas y seis millones de edificios, dejando sin techo a casi 25 millones de soviéticos. En total las pérdidas económicas de la URSS durante la Segunda Guerra Mundial se equiparan al 30 % de la entonces riqueza nacional del país. Nadie sufrió tanto, ningún otro país perdió tanto.
LA HISTORIA SE ESCRIBIÓ EN EL ´45
Es el dolor y el sufrimiento del pueblo soviético, víctima principal de aquella contienda, lo que aún hoy no es posible calcular. Los años de la post guerra y la reconstrucción del país fueron de durísimo trabajo y penurias para los pueblos que constituían la URSS. Durante años se buscaron unos a otros los integrantes de familias divididas o destruidas parcial o totalmente por la contienda.
Pasados 68 años son cada vez menos los veteranos y sobrevivientes que aún pueden asistir a las celebraciones por la gran victoria. En la Plaza Roja de Moscú cada 9 de mayo se reúnen muchos de ellos. Entre flores y pechos llenos de medallas vuelven a revivirse los recuerdos y regresan las lágrimas a los ojos de los héroes y heroínas de la guerra, y de los hijos y nietos de aquellos que no regresaron.
La paz es el tesoro más preciado que Rusia y otros pueblos vencedores en la Gran Guerra Patria defienden todavía a toda costa. La lucha es en la arena diplomática internacional, ante las nuevas fuerzas hegemónicas que hoy amenazan el planeta, las mismas que se benefician con la tergiversación de la historia. Es también dentro de sus propias fronteras, ante el absurdo resurgimiento de tendencias nazi-fascistas e intentos por minimizar la victoria del 9 de mayo de 1945.
Pero la historia la escriben los vencedores. Poco importa si las fotos o los cuadros de cine fueron tomados durante, o pocos minutos después de que Yegórov y Kantaria pusiesen la bandera sobre el techo de la cancillería fascista, como todavía hoy se comenta. Se afirma también (y parece cierto) que otras banderas soviéticas fueron colocadas, incluso antes, ese mismo día, en esa misma azotea. Lo cierto es que las imágenes de los dos sargentos soviéticos y su Bandera roja de la Victoria son, y serán siempre, el símbolo del gran triunfo sobre el fascismo nazi.
Por: CÉSAR GÓMEZ CHACÓN
(*) Datos tomados del boletín publicado por la embajada de la Federación de Rusia en Cuba.


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